Regulación del Sistema Nervioso-Endocrino: es el fundamento de la salud y el bienestar. El Yoga ayuda a regular y a restablecer el equilibrio de nuestros sistemas nervioso y endocrino que son responsables del proceso de recepción, integración y respuesta de todo tipo de información que reciben el cuerpo y la mente.
Aumento de la Flexibilidad: El Yoga mejora la flexibilidad y la movilidad e incrementa el rango de movimiento. Con una práctica asidua, los músculos se van estirando con mayor facilidad y las articulaciones aumentan su elasticidad. Todo ello puede ofrecernos una mayor agilidad en la vida diaria y puede prevenir las dolencias que aparecen con la edad además de eliminar los efectos que producen en el cuerpo algunos de los oficios más comunes en nuestros días: permanecer sentados muchas horas delante del ordenador, conducir cada día y pasar sentados ante el volante mucho tiempo, trabajar de pié… Incremento de la fortaleza y la resistencia: en las posturas de Yoga participan todos los músculos del cuerpo como si se tratara de una orquesta que toca una melodía armoniosa. Por tanto, una práctica asidua de Yoga puede aumentar nuestra fuerza, literalmente, de pies a cabeza. Al mismo tiempo, y dado que esa ejercitación muscular se desarrolla siempre buscando eficiencia y, como hemos aprendido de los grandes maestros, coordinando la acción con la relajación, la práctica de Yoga alivia la tensión muscular en todo el cuerpo al tiempo que incrementa la fortaleza.
Control del peso: Si bien la mayoría de los efectos del Yoga en la pérdida de peso es anecdótico o experimental, tanto los profesores de Yoga como los estudiantes encontramos que el Yoga ayuda a mantener el peso. Muchos profesores se especializan en programas de Yoga que ayudan a perder peso pero sería muy superfluo practicar Yoga por ese motivo. Nunca hay que olvidar que este beneficio es un regalo que la práctica de Yoga nos brinda mientras caminamos hacia el objetivo principal de conocernos a nosotros mismos.